Renuevo de Fe

Amados hermanos, nuestra vida debe ser siempre reformada, es lo nunca debemos dejar de reformar. Para mas comprensión del tema, me referiré a reforma, como avivamiento, es decir, entiéndase reforma o avivamiento.

De qué sirve que seamos expertos apóstoles, profetas, evangelistas, pastores, maestros, ministros, líderes teólogos, expertos en la reforma y aún reformadores activistas de cualquier cosa, si nuestra vida es tan pobre como aquellos que son tan pobres que solo un montón de dinero tienen y aun los que no.

Siempre, en cualquier movimiento auténtico de reforma o avivamiento, la clave ha sido las vidas personales que primero fueron reformadas.Por ejemplo Lutero para constituirse en un reformador, pudo experimentar en la celda que le enclaustraba, una reforma personal, su relación con Dios, su entendimiento de la Palabra de Dios, su obediencia y sometimiento a la voluntad de Dios, pero también en su vida moral.

Ya no impacta, ya no atrae el gran liderazgo, por carismático y llamativo que sea, si no hay una vida personal sólida, consistente que le sostenga. Es triste ver y oír a grandes líderes con su conocimiento, su gran experiencia, sus habilidades, sus grandes dones, su influencia, sus proyectos y aún sus buenos resultados, cuando por otro lado, su vida personal, familiar y moral deja mucho que desear.

Solo basta verse en un espejo, a SOLAS, para darse cuenta de ello. La lucha personal  que nadie conoce, las tentaciones, los pecados de la mente, del alma y del cuerpo, que solo la persona con quien se peca conoce, y a veces, o los pecados que nadie conoce porque se peca contra si mismo, contra el propio cuerpo. Ya no se diga, cuando ya no se puede sostener lo que es evidente y contaminante, y aún, nos hacemos los “fuertes” para pararnos ante los demás sin ninguna vergüenza, como si no ha pasado nada, perpetuando un religiosísmo evangélico que apostata de la fe y de la vida cristiana integral y normal.

Si queremos una verdadera y genuina reforma, ésta debe comenzar reformando nuestra vida personal, familiar y luego ministerial y social.

Creo que es tiempo de pensar en UNO MISMO, es decir, hacer un profundo examen de conciencia; en ser libres de ataduras y vicios que destruyen nuestro carácter y personalidad, pero también algunas culturas "evangélicas", que se convierten en tolerantes y por ende en promotoras del pecado, que generarán un religiosísmo multicolor de inmoralidad en nuestras naciones.

Darse tiempo uno mismo significa, buscar a solas los tiempos de reforma o avivamiento, donde no solo uno está con uno mismo, sino delante de Dios, con Dios, evaluando la trayectoria de la vida, de la vida cristiana y del ministerio. Entrar a la oración y búsqueda permanente para tener una verdadera y transparente comunión con el Señor. Pagar el precio para que Dios trate con uno a la manera de El, que nos hable, nos ministre, nos libere y nos restituya.

Es alimentarse de su Palabra, de los más sabios y mejores que uno, que ya pasaron por lo mismo y salieron adelante en victoria. Es salir de los grupos donde uno es mejor que los demás o igual de paganos, para experimentar, que la base de toda reforma personal, eclesiástica y social es la humillación, el quebrantamiento y el arrepentimiento. 

“Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma”. 3 Juan 1:2

Lo que nos muestra el verso es, “que la prosperidad en todas las cosas, en la salud, debe ser según la prosperidad del alma, y esta prosperidad está basada en un arrepentimiento continuo de las cosas malas que hacemos”. Es buscar la Presencia de Dios, no emocional ni religiosamente, sino con AL MISMO DIOS en persona, en adoración, con cara descubierta, en intimidad, oyéndolo a El, volviendo a nuestro primer amor.

La reforma en la vida personal es tan importante, que nos lleva inmediatamente a reformar el matrimonio y familia, que el pecado y el diablo están pisoteando dentro de la iglesia. Reformar la familia, la vida deliciosa con el cónyuge, como dice Eclesiastés 9:9 “goza de la vida con la mujer que amas, todos los días de la vida...porque esta es nuestra parte en la vida y en nuestro trabajo”. Es MENTIRA eso que dejemos de amar a nuestro cónyuge e hijos por una mujer o un hombre totalmente intrusos a nuestro matrimonio y hogar, Dios creo al matrimonio solo para dos, el amor no deja de ser.

Nuestra sociedad está gimiendo desesperada por una REFORMA INTEGRAL en todos los órdenes de la vida. Nuestra iglesia gime desesperada porque ya no aguanta la hipocresía con que vive ante el campo de la misión a realizar en ser sal, luz, levadura y mostaza.

Que Dios tenga misericordia de CADA UNO, permitamos los mejores tiempos de reforma y avivamientos integrales, para que vengan los mejores tiempos de reforma, de los mejores tiempos de refrigerio para nuestras vidas, familias, iglesia y en nuestras naciones.